En las cámaras sépticas, tratadas biológicamente con la regularidad necesaria y con los productos adecuados, desaparecen los sólidos sobrenadantes, los gases que generan los olores ofensivos (sulfhídrico, mercaptano, metano, amoníaco), y se acelera el proceso de degradación mediante el cual la materia orgánica muerta se transforma en agua y dióxido de carbono.